viernes, 22 de enero de 2021

Epidemia cultural de radicales. ¡Qué te hicieron Rock and Roll!

 ¡Hola a todos! 

 Hoy me levanté con ganas de compartir opiniones como todo el mundo hace (qué raro, cuando suelo ir a contracorriente), ejerciendo esa libertad de expresión y pensamiento que pareciera que se nos está negando cada vez más en las redes. Pero claro, otra cosa es el valor que tenga dicha opinión... 

 El caso. Hoy quiero explayarme en un tema muy típico del día a día que vivimos los consumidores y creadores de música. Y lo remataré dentro de la perspectiva de la pérdida de la hegemonía del género del rock.
  
 Para ponernos en contexto, existen muchas críticas diferentes pero creo que hay dos sectores muy concretos a la hora de opinar sobre el por qué se ha llegado al día de hoy la evolución que ha llegado la música, el quienes lo consumen, el quienes lo promueven y la calidad de toda ésta. 

 Primero, desde la posición de
las industrias musicales y sus productores
, que se centran en lo que más beneficios genere independientemente de la calidad del artista, poniendo el foco solo a la calidad del sonido musical (Repito, no a el artista o al mensaje, si no a la imagen y el marketing) y de ahí, llamar la atención y generar un producto que asegure una venta, que enganche, sencillo, que funcione para las masas y repetirlo hasta la saciedad.

 Esto hace que estos señores dependan de la demanda del consumidor, para poder adaptarse a lo que esa mayoría del público quiere escuchar. Hoy vemos que los mayores consumidores de streaming musical o audiovisual (Spotify, iTunes, YouTube, Tik Tok...) cada vez se enganchan a más modas boludas y rollos dependiendo de cada nueva generación que surge y cómo sale preparada. Y ya sabemos todos cómo. Terminamos viendo una larga lista de top 100 en la que la música cada vez es menos variada, repitiendo las mismas fórmulas una y otra vez con pequeños matices distintos que sólo productores y músicos notarían o entienden. Porque es más rápido de elaborar. Y se reproducen automáticamente en verbenas y fiestas privadas independientemente de dónde esas canciones circulen por sus canales oficiales, porque sencillamente es la moda, una moda cultural que se globalizó como nunca en la historia, gracias a internet y su instantánea distribución de sus productos.


 Hoy día sabemos que prima la música urbana en el ámbito hispanohablante (entiéndase reggaetón, trap y sus variantes discotequeros actuales). Y tiene sentido. Esto lo podría desarrollar mejor cuando hablamos de muchos matices que le dieron pie: Costumbres, situación cultural, política, la educación y hasta el clima. Porque, por ejemplo, es tendencia que en un clima más tropical o playero, con calor, la gente salga con menos ropa y necesite mover el cuerpo, bailar, atraer, socializar. El frío, la lluvia, la nieve... ¿No te da menos ganas de moverte? De abrigarte y quedarte en tu pequeño iglú disfrutando de la lluvia tras la ventana, de estar en tu hipotética chimenea con un vinito en la mano poniéndote sencillamente a escuchar algo más ambiental, que trascienda, una música más compleja y no bailable. Pero claro, es una estimación. Por algo somos tan diferentes el uno al otro en cualquier sitio, porque existen tantas variantes y gustos dependiendo de las costumbres de las que nos rodeamos dentro de cada círculo social, como nombré antes. Pero de ejemplo sirve. Aquí en España o Sudamérica... cada vez que opina la gente que normalmente escucha música urbana, entiende, casi única y exclusivamente, que la música es igual a baile, y que lo demás no lo es o le aburre.

 Pues esa es la tendencia general hoy en día. La sensación o la demostración de que al globalizarnos tanto dependiendo de internet, cada vez se valora todo menos y lo tenemos más servido, y por esa comodidad, se es más ignorante, porque todo nos lo facilitan más que nunca, que lo demás no interesa, estás en tu burbuja porque así eres... más 'feliz'. Por el 'no te ralles, tío'. 

 La otra perspectiva es la del músico o la del consumidor menos mainstream, aquel que va a contracorriente, lejos de las masas. Música, como dicen con estos tantos anglicismos, 'underground' o 'de los de abajo'. Su perspectiva suele ser muy contraria a la industria musical que consumen las grandes masas. Las críticas abundan en muchos aspectos. En la perspectiva del músico, critican cosas concretas como los abusos de las grandes discográficas que los limitan artísticamente porque los mandamases consideran que eso no vende. Que incluso se llevan gran parte de las ganancias y que presionan mucho con el tiempo límite de entrega del proyecto. Que aquellos contratos, pagos, altas, las condiciones, y el poco control y valor que hay dentro del sector para los días de los eventos o ensayos, los dejan siempre en un limbo legal del que solo los más astutos del negocio se aprovechan para precarizar más el trabajo del artista. O incluso en un ámbito más grande con la del consumidor, que piensan que son las industrias las que tienen tanto poder que son ellos los que manejan las modas del momento, los estilos y géneros a escuchar. Éstos serían los culpables porque invierten grandes cantidades en publicidad, en visionados y reproducciones de streamings, radios y videos musicales, la cual influye significativamente a todas las personas que le llegan y se convierte en un sonido constante del entorno, cambiando a voluntad esa libertad de escuchar lo que vos quieras y reduciendo subconscientemente la capacidad de sentirse atraído a cada variedad de estilos que pueda haber a solo una o unas pocas. Porque si no escuchas lo que sale en todos los medios, no molas y dejas de formar parte del grupo social del cual conoces y dependes, ya que necesitas relacionarte y encajar en él, y no hay otra cosa.

 Este grupo que tiende a valorar más la calidad musical o que va contra lo popular, comprende que los géneros son muy variados y enriquecedores, que con buscar un poco te das cuenta la cantidad de competencia y de artistas que existen alrededor que te pueden aportar una visión diferente, mayor y un crecimiento cultural, y que puedes escuchar lo que quieras conforme tu cuerpo te pida. Suelen ser más analistas, que buscan cosas más concretas, como una buena letra con un buen mensaje, una composición musical menos tendente a lo típico o comercial, unos compases diferentes del cuatro por cuatro, o algo más virtuoso, más ambiental, sonidos nuevos y raros, un mensaje más polémico, una crítica a alguna situación social, filosófica o política...

 Por eso hay tanta guerra entre los que "no se complican la vida" y se dejan llevar con la corriente, sin tener una personalidad clara y fuerte, cerrándose exclusivamente en dejarse influir lo que solo los medios te repiten, contra los que sí buscan algo que les enriquezca culturalmente, que le ven una pasión o un valor artístico mucho mayor a lo que los demás lo conciben. Dentro del grupo de los más inconformistas, hay, irónicamente, grupos que se salen de esa tendencia en el momento que encontraron lo que buscaban o su propio lugar, que ahora desarrollaré.
Siempre hay un blanco y un negro. Si hablamos de un gris es difícil..., porque sigue entrando en al definición de la persona que "no se complica la vida", pero que a la vez, sí escucha de todo independientemente de las corrientes y no le molesta nada, disfruta de todo y se sabe adaptar muy bien. Son casos raros, muy aceptables, que no se quieren encajar en algo en concreto, por eso, bajo mi punto de vista, siguen formando un poco más parte de lo primero al carecer de un valor más definido y personal.

 Entonces creo que ambas críticas y puntos de vista no se anulan la una a la otra, si no que se suman. Como dije, la primera, la que todo cambia porque depende de la demanda y de lo que una mayoría escuchan o quieren escuchar y, por lo tanto, es la industria musical la que debe adaptarse a ellos. Y la segunda, del que solo es el poder de la misma industria que con su enorme influencia e inversión en publicidad, grandes masas van a consumir ese producto, y por ende, cambian las modas a su merced para que consuman todavía más y generen más ganancias, adaptando al consumidor a los nuevos medios. ¿Y si lo que está pasando es todas esas corrientes que se retroalimentan además de otros factores que no sea la misma música o la cultura global?

 Vamos al asunto del título. Las generaciones pasadas que crecieron cuando el género del rock solía dominar el mercado, en el ámbito del músico, se fueron, con más o menor medida, adaptando a las nuevas tecnologías y tendencias conforme pasaba el tiempo y el sonido y su calidad de producción evolucionaba conjunto a la industria, aún dentro de su control y de ciertos abusos, que dependía aún del trabajo del propio grupo o artista, y no tanto de una máquina de sonidos ya hechos y predeterminados, porque simplemente... no existía. Por eso, existe mucha música dentro y fuera del pop de aquellos tiempos que escuchas ahora y no ha envejecido, y es que poseen una calidad diferente a la actualidad, que es mucho más humana ya que han realizado un trabajo habitualmente excepcional y en valor de sus propias habilidades. 

 Hoy no cabe duda que eso pasa cada vez menos por el artista del momento y más por la mano del oligopolio industrial y discográfico que es quien genera el producto.

 Hay un vídeo de Charly García que circula por las redes muy interesante en el que comenta cómo se fue denigrando el valor y la calidad de la música. En vez de crear, solo toman a gente sin talento para centrarse en venderlos como una imagen, y en lo musical, recogen fragmentos de otras canciones ya creadas y los vuelven a incluir en las nuevas, repiten la fórmula vendiéndolo como algo nuevo, y por eso, corrompe el aire y el ambiente y violan a la música, porque no existe ley que la proteja.

 Los músicos y consumidores de la música más 'underground', también tienen sus propios problemas. Al ser una constante búsqueda personal de sus gustos personales y de querer ser cada vez más diferente al resto, comienzan a crearse subgrupos y colectivos muy específicos que se alejan de lo expansivo que puede ser y unir la música en general, y se cierran, radicalizándose y encajándose en un solo punto. Para ellos, ya no existe nada mejor que ese lugar en donde están. 

 Por culpa de esos grupos hay quienes se hacen llamar orgullosamente "true rockeros" o "true metaleros" surge un estúpido ideal de algunas personas quedadas en su tiempo. Opinan, no que sólo todo lo de antes era mejor, que es defendible, si no algo aún más subjetivista, que es sentirse superior a otra persona que escucha un grupo diferente al otro, o muchos más grupos que el otro. De ahí algunas variantes más absurdas, como por ejemplo, la ridícula escusa de "cuanto más ruidoso y raro sea el grupo, más te hace único, diferente y superior" y que lo demás está sobrevalorado. Oh, ¿será un rebelde entre los rebeldes? 

 En vez de invitar a los demás e integrarse y descubrir este rollo, escuches lo que escuches dentro del género, te rechazan y se dividen cada vez más porque no diste con la tecla del "auténtico grupo de verdad de rock/metal de la historia" y blablabla.

 Resultan ser un estereotipo radical que hacen mucho ruido. Dentro de este grupo de personas que pueden forman parte, suelen ser consumidores que solo escuchan ciertos estilos o grupos musicales y no lo saques de ahí..., y también, la de los músicos profesionales que no salen de su burbuja, iluminados que viven en las estrellas creyendo que viven con otras demás estrellas, tratando a los demás con cierta pedante superioridad. No se dan, ni quieren darse cuenta de la cantidad de personas que están comenzando a aprender a escuchar otras cosas o comienzan a sentir curiosidad, abriéndose a más géneros musicales, como puede ser éste, cansados de lo mismo de siempre y que intentan integrarse mostrando interés.

 Evidentemente, los nuevos curiosos suelen empezar poco a poco con lo más común, que vayan a engancharse primero con grupos más populares y con sus hits más comerciales. Estos temas están más habituados a sus oídos porque llevan un esquema de composición musical mucho más propias de cualquier tema 'pop'.
 
 Éstos nuevos interesados, intentan pedir consejo a alguien que sabe más de este género musical y pregunta qué más le puede recomendar, ya que comenzó con tal grupo y... bueno. No siempre pero... en las redes ocurre que a veces se encuentran con consejeros un poco extremos, prepotentes y ridículos que lo único que consiguen es todo lo contrario. Éstos tipos le quitarán las ganas de escuchar más música de este rollo porque, el pobre que pedía consejo, solo va a terminar considerando que ese grupo social que los representa sean todos muy tóxicos y cerrados de mente por culpa de encontrarse algún iluminado de la música, generalizando todo aún más. Pues el que aconseja le dice al nuevo: "Esos que estás escuchando son unos mierdas comerciales" y... "¡¿Qué haces escuchando eso?!, mejor escucha a este y no me seas [otra equis palabra mal sonante que te falta al respeto]". Y así sólo espantan. Y tan anchos.

 Luego nos quejamos de por qué surgen nuevos géneros que dominan el mercado que se venden como lo más, que, aunque es una tendencia natural de nuestra civilización y cultura a
lo largo del tiempo, también hay que entender que esta clase de gente, solo aceleran el proceso y lo restan. Se anclan en el pasado, dejan que el rock no evolucione con la actualidad y no se busque la forma o rompa los esquemas como siempre hizo para seguir simbolizando la unión, la fuerza, la rebeldía, la libertad, o el término que más les plazca sentir con este estilo. Solo lo regresan a su lugar de origen, dejando una sombra de una estatua totalmente inerte, de lo que un día fue.

 Hoy día siguen surgiendo grupos nuevos de muchos estilos dentro de este género que son totalmente increíbles y que están dejándolos fuera de su interés solo porque, tal vez, ya no forman parte de su generación, o le encuentran la quinta pata al gato porque se parece mucho al otro y, "¡qué mierda!, ya está todo inventado". Un pensamiento muy contradictorio, pues este género se estuvo adaptando a los nuevos tiempos, con bandas nuevas, buscando siempre las cosquillas del más purista y conservador. Pero como todo, a veces las cosas tienen sus altibajos.

 Soy de los que piensa que ni el rock ni el metal morirá, lo único que pasó es que dejó de ser algo fuerte dentro de la popularidad y se acomodó, por muchos elementos diferentes que ya expuse aquí, aunque sigue incomodando a muchos por cualquier ridículo motivo. Lo que me desencaja de verdad, es que luego aparezcan estas masas de anormales que, quizás no son muchos, pero siempre hacen tanto ruido, que dividen todo en vez de unirnos con sus diferencias. Imaginarte ir a más de un festival de rock donde cada tipo tenga una camiseta de grupo de rock diferente al del otro, para ver al grupo que más le gusta y punto. O ser tú el que toca en el escenario y conseguir que la gente te preste atención no para ver qué le ofreces, si no para ver si les divierte y así apoyarles en su proyecto. Es una familia enorme, de estilos ya incalculables de nombres, de lo más extremo a lo más clásico. Déjense de joder, y disfrutemos de verdad de lo que nos guste, pero siempre con cabeza, con sentido común, valorando el arte pero tratando bien al interesado a formar parte del rollo y para que lo valore a su manera, no pisándola como papel mojado.

Tengan un enérgico día, salud y ¡Rock and roll! 

Yair Emanuel Merip Rodríguez



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